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El Largo De Mi Vestido






Jamás pensé que iba a escribir un texto sobre esto, jamás pensé que terminaría escribiendo y justificando el largo de mi vestido morado de aquel día. No quiero comenzar este texto hablando de feminismo, quiero hablar sobre equidad, soy promotora del respeto en todas sus formas y facetas. El respeto a nosotros mismos, a los demás, a nuestro medio ambiente, entorno, a ser ciudadanos cívicos, íntegros y honorables. Tengo varias semanas con estas líneas en mi mente y apenas tengo unas horas para escribirlas propiamente, las he escrito mil veces mientras me baño, mientras me visto todos los días, mientras me arreglo, suenan y resuenan en mi cabeza ¡Por fin aquí están y espero sentirme liberada, como mínimo!

Siempre tengo mis crisis existenciales, y bendito Dios, tengo muchos amigos hombres y mujeres con quien discutirlas… nos peleamos, defendemos nuestros puntos, los llevamos al extremo y luego sacamos conclusiones ¡No saben lo divertido y enriquecedor que es! Mis amigos cercanos son personas de criterio, con mente abierta y ciertamente sabios, me gusta rebotar mis ideas con ellos. Un tema que me sucedió hace unas semanas ha sido objeto de discusión con muchos y por eso mismo lo pongo sobre mi mesa, ahora les cuento…

Hace dos meses, estaba terminando unas fotos en el estudio de Marco, un amigo que está en Polanco, era una editorial para una revista. Como siempre, mi agenda estaba llena, así que justo terminando la sesión tenía un poco de tiempo para comer y luego ir a otra cita. Marco y yo caminamos a un sushi que está a dos cuadras de su estudio, después de comer, regresamos al estudio, tomé mis cosas y decidí ir a mi siguiente cita. Como en verdad estaba cerca un destino de otro, preferí irme caminando sola… literal eran siete cuadras, no me pareció nada del otro mundo irme a pie, y era lo más óptimo ¡soy fan de optimizar! Nota: cuando estoy en el DF me muevo en coche o en UBER, al decir normalmente me refiero al 90% de las ocasiones y es rara la vez que voy sola por las calles y no utilizo de manera regular el transporte público. 

Me choca hacer esto, pero un poco es el punto de este texto: ese día llevaba un vestido morado, un vestido tal cual, y como dice el título, no voy a justificar el largo de mi vestido, ni hablaré si considero que está ‘rabón’ como dice mi mamá o no, solo diré que es de encaje y muy lindo… llevaba también mis botas favoritas y un chaleco de flecos, es más, en mi cuenta de Instagram debe haber una foto de ese día. Esa mañana, me levanté, me arreglé y elegí mi atuendo de acuerdo a mi estado de ánimo, al clima y a lo que me dio la regalada gana, como siempre ¡con eso me sentía cómoda! Pedí ese vestido en una tienda en línea semanas atrás, y ni siquiera había tenido tiempo de estrenarlo ¡era un buen día para hacerlo... en mi mente! Vestirme a diario es de las cosas que más disfruto, es mi tiempo, mi espacio, mis ideas, es mi canal de comunicación, mi lienzo en blanco. Me visto para mí, si a los demás les gusta que bueno y si no, también. 

Total, iba yo muy segura de mí misma caminando por la calle cuando comencé a sentir primero una serie de miradas, después comenzaron a chiflarme, después a decirme cualquier clase de ‘piropos’ que a ninguna mujer le gusta que le digan, mejor conocidas como frases de mal gusto y fuera de lugar; tenía que cruzar una vía principal y mientras estaba parada en el semáforo los coches se paraban, bajaban el vidrio y me hacían comentarios, tocaban el claxon, más cuadras, más comentarios, ya se la saben. Para no hacer el cuento más largo, y en pocas palabras, me sentí acosada, y sentí en el fondo de mi corazón que estaba en riesgo… en riesgo de cualquier cosa, y no es que haga una telenovela, (tampoco me considero una persona dramática) ni mucho menos, pero así me sentí y tal, no hay más. En un punto me empecé a poner muy nerviosa, en vez de caminar empecé a acelerar mi paso y cuando me di cuenta ya iba corriendo para llegar lo antes posible a mi destino, sentí que si no lo hacía algo iba a pasar ¿saben? una sensación de angustia terrible. Pensé de todo, también pensé que había sido muy tonto tomar esa decisión de caminar ‘sola por la calle a las 4 de la tarde un lunes cualquiera’ ¿Habría sido distinto si hubiera ido un hombre a mi lado? ¿Habría sido distinto si hubiera estado en otra ciudad en México o en otro país? después pensé que era todavía más tonto pensar que lo anterior era tonto, en fin un nudo en mi cabeza; a los minutos llegó la indignación, el coraje, la desesperación y la pregunta ¿por qué una mujer no se puede poner lo que le venga en gana y salir a la calle sin temor a sentirse vulnerable, acosada y/o en riesgo? 

Días después cuando les contaba mi indignación a distintos grupos, casi siempre comenzaban con ¿pues, qué traías puesto? ¿qué si estaba muy cortito tu vestido? No, neta no estaba bien cortito mi vestido y, ¿es neta qué eso es lo que te importa? También recibí comentarios como: ves, para qué te vistes así ‘tan provocativa’. ¡No pos wow! Me mato, ya bye… Siento que no estamos llegando a ningún lado. 

Hace algunos días vi este video que se hizo viral en donde una chava va por la colonia Roma caminando y llega un tipo y le baja los calzones ¿neta vivimos en esta ciudad? en pleno siglo XXI… de verdad a veces pienso que no hemos evolucionado en nada. No voy a justificar el largo de mi vestido, si se ve bien, se ve bien y punto: No, no me gusta que me griten ‘de cosas en la calle’ y que me hagan comentarios inapropiados, mucho menos significa que yo quiera ligar o que esté buscando quién me haga el favor, como sugirieron algunos de los individuos que me faltaron al respeto mientras caminaba por la calle… Una amiga querida me decía: “¡uy Gina! yo lo vivo a diario, en el metro, en la calle, en el transporte público, en las mañanas, antes de vestirme pienso en qué voy a hacer durante el día, si voy a estar encerrada en la oficina me pongo falda, si voy a andar de arriba hacia abajo mejor pantalón, ya me la sé y no me arriesgo, porque me ha pasado de todo”. Yo en mi cabeza de verdad no lo podía creer; otro de mis mejores amigos, Pepe, me contaba que en su trabajo una chica llega diario en pants, lleva una muda de ropa y se cambia en la oficina con otro outfit, antes de salir se vuelve a poner los pants, ella viaja en transporte público todos los días…  a lo que se enfrenta diario, y prefiere no ‘arriesgarse’ se 'disfraza' para viajar y no ser acosada, también carga con gas pimienta, una navaja y un aparato que da descargas en su bolsa ¡lo vive todos los días, TODOS los días! ¿cuántas historias más cómo éstas? miles, millones. 

Me siento tonta por 'haberme dado' cuenta de esto tan tarde, yo en mi burbuja… no es algo con lo que me enfrente a diario pero eso no me exime, y esto que me sucedió fue un hecho aislado, pero eso no quiere decir que no deba alzar la voz cuando me parece indignante lo que sucede. Ésta es una realidad, las mujeres “sufrimos” (lo pongo entre comillas porque yo no lo sufro cotidianamente) TODOS los días… no sé si ‘sufrir’ sea el término, porque tampoco es que seamos mártires, aunque sí somos víctimas, pero la conclusión es: no, no la pasamos bien, no no es agradable y sí, es una forma de hacernos sentir vulnerables y sobre todo, una falta de respeto grave como sociedad ¿qué nos pasa? y lo más fuerte ¿a qué lleva esto? ¿cuántos actos reprobables? ¿cuántos más? ¿hasta dónde? ¿cuántas víctimas más hasta que despertemos y hagamos algo? Feminicidios, violaciones, abusos, golpes, insultos disfrazados de piropos ¿qué más? Y todo esto viene obviamente totalmente relacionado con la marcha que se realizó hace algunas semanas en el DF y en otras ciudades del país, precisamente para hablar de este respeto que nos debemos y nos deben. Por si no lo han visto los invito a seguir el hashtag #24A y todos los artículos interesantísimos con opiniones encontradas que se desprenden del tema.

No quiero ser malinchista, porque en verdad no lo soy… Amo México, con todo mi corazón, es el mejor país, con sus carencias, como todo, pero por mucho le ganan las cosas positivas, y con orgullo siempre digo que soy mexicana, pero señores, discúlpenme pero en otros países no pasa esto ¿o sí y solo he tenido 'suerte' de que no me haya sucedido a mí? igual y sí, y soy una ignorante en el tema. Pero he andado a muy altas horas de la noche y/o madrugada, caminando sola, con vestidos o faldas de un largo similar (y otra vez, no estoy justificando el largo de mi vestido morado) y jamás, me había sentido en tanto riesgo como aquel día en mi Cuidad ¡en mi Ciudad! 

Me siento triste, en verdad tristeza e indignación es lo que siento, ¿porqué no captamos como sociedad qué es lo que estamos haciendo mal? ¿Por qué nos faltamos al respeto de esta manera? Lo que ese día me gritaron en la calle no eran para halagarme… y mucho ¡ojo! esto no es un tema de hombres vs. mujeres, las mujeres también nos juzgamos, a veces de manera más dura, todos en algún punto hemos juzgado a una mujer por el largo de su vestido, dejando de lado su gusto o estilo personal. No hay excusa, no hay pretexto, es inadmisible, debemos respetarnos como seres humanos. Vaya, podemos estar o no de acuerdo en si una prenda se ve bien o mal, si es de ‘buen o mal gusto’, si es ‘apropiado’ portarla en x o y evento, pero de lo que sí estoy segura y que siempre defenderé es que jamás, jamás se debe hablar de la integridad de una persona, faltarle al respeto, agredirla e inclusive abusar de ella, basándose en el largo de su vestido. 

Gina


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[name=Gina Ortega] [img=https://4.bp.blogspot.com/-v6WaR2TQ-jE/V2G_NPOg7DI/AAAAAAACQvM/AT2CZ52FuH8jdeNp1dA20ddtizdwFIO-wCK4B/s113/F2cuadrado.jpg] [description=Fashion junkie, shoe addict, art lover. Fashion Stylist & Founder of High On Fashion®]

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